En mi familia es costumbre regalar comida.
Sin poder concretar razones, yo sentía un rechazo íntimo hacia esos regalos, los aceptaba para no hacer un feo, pero no me hacían ilusión.
Supongo que yo quería otra cosa, algo más sentimental.
Ahora ya no siento aquel rechazo, los recibo de buena gana.
No es el tiempo lo que me ha hecho cambiar, en realidad todo ocurrió en unos segundos.
Yo me quejaba de esto mismo y mi hija me dijo:
-es su forma de decirte que te quieren, es algo.
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